por Felipe Quispe
Es una epidemia corruptela, que aparece en forma aguda y masiva en los municipios controlados por los alcaldes MASistas. ¡Cuidado! Es una enfermedad infecciosa crónica, que no tienen cura, que va en municipio en municipio de Bolivia. Luchar contra esta epidemia, había sido “delito”. Por este motivo, Achacachi, sufrió asaltos, saqueos, maltratos a las mujeres, niños y ancianos. Preconizado por el Sr. David Alonzo Tezanos Pinto Ledezma, supuesto defensor del pueblo y sus lacayos “ponchos rojos”. Ahora, nos preguntamos ¿Dónde están? Esos cuatreros, profanos, incendiarios, saqueadores y feroces, Y porque no están en las cárceles, igual que los achacacheños, ¿hasta cuándo protegerá, el gobierno de Evo Morales y sus séquitos izquierdosos?
Achacachi, exigió “libertad y justicia”; con vigilias y bloqueos de caminos carreteros, con esa hidalguía, valor, coraje y con toda clase de virtudes viriles. Ahora, esos hombres y mujeres, pasan su vida en las cárceles y sus dirigentes buscado con mandamiento de aprehensión. Así, de sencillo los “achacacheños” se convierten en una espina peligrosa, para el gobierno de MAS entreguista y vende patria, fiel y leal servil de los transnacionales y multinacionales imperialistas.
Este pasaje valga como aclaración y sepan nuestros enemigos políticos, Achacachi, nunca va tener obediencia ciega a nadie, tampoco se va arrodillar como unos peones políticos y servidores pusilánimes de los partidos de derecha e izquierda, porque ambos son históricamente antípoda de los pueblos indígenas.
Ante el poco interés puesto del gobierno central, contra los “achacacheños” de la Provincia Omasuyos, es discriminatorio total a los Aymaras. Hasta el momento no hay voluntad política de abrir una mesa de diálogo y dar una solución salomónica del conflicto. El gobierno se puso terco y omnipotente, hasta apóstata con la Iglesia Católica.
Por consiguiente, es un estupor de narrar aquel fatídico y cruel asalto policial al punto de bloqueo de Cucuta y Qhurapata. Donde nos hicieron tragar gases lacrimógenos, a punta de patadas a los hombres, mujeres, niños y ancianos. Esta acción sanguinaria MASista, no amerita olvidar ni ignorar, más bien quedará una mácula perenne. Hoy, Achacachi, no llora ni lamenta por sus sacrificios de un mes de movilización. Más bien se sienten orgullosos, fortalecidos y dichosos de ser una historia milenaria, que hizo vibrar y palpitar a cada mente y cada corazón boliviano. Somos símbolos ejemplares para las generaciones venideras.
La Rebelión de Achacachi vive y vivirá siempre como el eterno padre sol (Tata-Inti).
Nuestra lucha, es anticolonial, antineoliberal, anticapitalista y antiimperialista de siempre.
Pacha-Mama o muerte. ¡Venceremos! Jallalla Chacha-Marka. Libertad para los presos políticos.
Es una epidemia corruptela, que aparece en forma aguda y masiva en los municipios controlados por los alcaldes MASistas. ¡Cuidado! Es una enfermedad infecciosa crónica, que no tienen cura, que va en municipio en municipio de Bolivia. Luchar contra esta epidemia, había sido “delito”. Por este motivo, Achacachi, sufrió asaltos, saqueos, maltratos a las mujeres, niños y ancianos. Preconizado por el Sr. David Alonzo Tezanos Pinto Ledezma, supuesto defensor del pueblo y sus lacayos “ponchos rojos”. Ahora, nos preguntamos ¿Dónde están? Esos cuatreros, profanos, incendiarios, saqueadores y feroces, Y porque no están en las cárceles, igual que los achacacheños, ¿hasta cuándo protegerá, el gobierno de Evo Morales y sus séquitos izquierdosos?
Achacachi, exigió “libertad y justicia”; con vigilias y bloqueos de caminos carreteros, con esa hidalguía, valor, coraje y con toda clase de virtudes viriles. Ahora, esos hombres y mujeres, pasan su vida en las cárceles y sus dirigentes buscado con mandamiento de aprehensión. Así, de sencillo los “achacacheños” se convierten en una espina peligrosa, para el gobierno de MAS entreguista y vende patria, fiel y leal servil de los transnacionales y multinacionales imperialistas.
Este pasaje valga como aclaración y sepan nuestros enemigos políticos, Achacachi, nunca va tener obediencia ciega a nadie, tampoco se va arrodillar como unos peones políticos y servidores pusilánimes de los partidos de derecha e izquierda, porque ambos son históricamente antípoda de los pueblos indígenas.
Ante el poco interés puesto del gobierno central, contra los “achacacheños” de la Provincia Omasuyos, es discriminatorio total a los Aymaras. Hasta el momento no hay voluntad política de abrir una mesa de diálogo y dar una solución salomónica del conflicto. El gobierno se puso terco y omnipotente, hasta apóstata con la Iglesia Católica.
Por consiguiente, es un estupor de narrar aquel fatídico y cruel asalto policial al punto de bloqueo de Cucuta y Qhurapata. Donde nos hicieron tragar gases lacrimógenos, a punta de patadas a los hombres, mujeres, niños y ancianos. Esta acción sanguinaria MASista, no amerita olvidar ni ignorar, más bien quedará una mácula perenne. Hoy, Achacachi, no llora ni lamenta por sus sacrificios de un mes de movilización. Más bien se sienten orgullosos, fortalecidos y dichosos de ser una historia milenaria, que hizo vibrar y palpitar a cada mente y cada corazón boliviano. Somos símbolos ejemplares para las generaciones venideras.
La Rebelión de Achacachi vive y vivirá siempre como el eterno padre sol (Tata-Inti).
Nuestra lucha, es anticolonial, antineoliberal, anticapitalista y antiimperialista de siempre.
Pacha-Mama o muerte. ¡Venceremos! Jallalla Chacha-Marka. Libertad para los presos políticos.
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