El Monoblock de la UMSA, construido en 1948 y diseñado por el arquitecto Emilio Villanueva, es la obra paradigmática de la arquitectura boliviana. A pesar de su nombre, tan anglosajón, es el testimonio maestro de nuestra memoria urbana y arquitectónica, porque cumple con las condiciones básicas: por la atemporalidad del diseño, por la presencia de nuestro pasado prehispánico y por la nobleza de su factura.
Lograr la atemporalidad con obras de arquitectura es tarea difÃcil. El edificio que cobija las tareas burocráticas y académicas de la UMSA se ubicó para siempre en nuestro imaginario colectivo. Es imposible ahora imaginar esta ciudad, de potencias andinas y telúricas, sin el Monoblock. Eso es vencer al tiempo, a la muerte y al olvido, con los recursos simples y austeros de un buen diseño arquitectónico. Cómo quisiera comprender los momentos de lucidez creativa del más grande arquitecto boliviano, en momentos que, como dijo Octavio Paz, “el corazón es un ojo” para conseguir la atemporalidad en arquitectura e ingresar en los recovecos de la memoria colectiva con la fuerza de una lÃnea. Villanueva implantó una estela urbana para recordarnos nuestro pasado prehispánico. Estela ocre, escalonada y ritual, donde te reconoces como boliviano y te identificas con esta sociedad; su axialidad y su simetrÃa marcan la lÃnea de la compleja mezcla que somos nosotros.
Además de reconocer tu identidad andina, este soberbio edificio convoca a la sociedad paceña por la calidad del espacio urbano creado. El atrio reúne a toda la ciudad, ahà conviven la juventud, los docentes, el luchador polÃtico y los marchistas que llegan de lejos con la certeza de que aquÃ, en esta estela, tendrán cobijo. Gracias a la intervención municipal (la actual Plaza del Bicentenario), se devolvió eficazmente a esta ciudad ese espacio urbano y se valorizó nuevamente la presencia del edificio.
Escenario de nuestro pensamiento académico y espacio refugio del alma mater, el Monoblock es también parte gravitante de nuestra historia polÃtica y de infinitas historias personales. Allà fueron acribillados muchos de nuestros compañeros y allà muchos también encontraron su destino personal. Historias de amor y muerte se funden en este sÃmbolo. Sus espacios presentan huellas de miles de paceños y paceñas que pasaron por ahà en más de seis décadas.
Con el edificio central de la UMSA, Villanueva enseña a todos los arquitectos bolivianos que quizás es posible entregar todo en una obra. De esa manera nuestra arquitectura podrá dar cobijo a muchas más vidas, a muchos más amores y a muchas más muertes como tiene que ser en toda obra de arte.
Fuente: La Razon
http://www.la-razon.com/version.php?ArticleId=135277&EditionId=2616
http://www.afkaphotos.com/index.php?view=detail&id=1377&option=com_joomgallery&Itemid=56
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