
Después de haber corrido tanta sangre y sufrimiento en el esfuerzo de construir un país donde haya plena vigencia de los derechos sociales, pues las naciones originarias nos levantamos en armas en Septiembre de 2003 desde Warisata, Provincia Omasuyos ante un sistema totalitario y opresor representado por el entonces presidente Gonzalo Sanchez de Lozada, porque vimos que la injusticia, intolerancia y la discriminación encaramado de tantas maldades que hacen los poderosos, que sólo nos humillan, nos roban, nos encarcelan y nos matan, y nada que nadie dice ni hace nada. Por eso nosotros dijimos que "¡Ya Basta!", o sea que ya no vamos a permitir nunca más nos traten peor que como animales. Y entonces, también dijimos que queremos la democracia, la libertad y la justicia para todos los bolivianos y principalmente a los pueblos indígenas y originarios, enarbolando la reconstitución del kollasuyo, marcando a fuego el regreso al Ayllu con todas las virtudes y costumbres tradicionales, adoptando la forma del sistema comunitario y comunal…….. OTROS.
Paradójicamente los últimos cuatro años “PONCHOS ROJOS”, hemos sido objeto de calificativos que han estigmatizado el verdadero significado de nuestro movimiento, principalmente nuestra forma de vestimenta, que simboliza la fuerza de la Identidad organizacional, pues, el poncho rojo que llevamos junto al chicote, la onda, la ch´uspa, el lluch´u, son elementos que simbolizan el poder y el mando de las autoridades dentro de las comunidades, cantones y provincias de los pueblos indígenas del occidente.
Las reivindicaciones culturales son medios o armas de la lucha ideológica para legitimar una lectura del pasado, una concepción del mundo y un proyecto histórico. Esa lucha ya fue ganado por el pueblo boliviano y en especial por el pueblo originario.
Las acciones ideológicas y políticas emprendidas por los indígenas (PONCHOS ROJOS) nos circunscribimos en un marco de valoración, y mantenimiento de la cultura originaria, la cosmovisión y la reconstrucción de las formas organizativas del Ayllu con la estructuctura comunal, que aun se practican en las comunidades aymara-quechas.
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