(*) Por: Liborio Uño.
El significado ideológico, político, del indianismo y katarismo hay que medirlo a partir del establecimiento del sistema ideológico, político, colonial del nacionalismo revolucionario, que implantó un nacionalismo boliviano casi fascista en Bolivia. Los ideólogos marxistas y nacionalistas, tuvieron la gran capacidad ideológica de establecer un nacionalismo desde las raíces coloniales de los conservadores, de los liberales, y tuvieron la gran capacidad ideológica de convertir a las naciones originarias, al campesinado, al indio, al indígena, en un nacionalista boliviano. Ese fue el gran acierto ideológico del Paz Estensorismo.
A ello, con su visión miope, contribuyeron los marxistas en nuestro país, quienes nunca tuvieron la capacidad de leer la estructura colonial de Bolivia.
Todos los lideres indianistas, como el compañero Constantino Lima y los compañeros Luciano Tapia y Raymundo Tambo, así como también todos los líderes del katarismo, como Genaro Flores, Walter Reynaga y Víctor Hugo Cárdenas, tienen la capacidad de cuestionar ese nacionalismo colonial y comienzan a plantear las reivindicaciones nacionales de las naciones originarias, en el caso indianista, aunque sea con características indio raciales y culturalistas. En mi criterio en el katarismo al hacer resaltar la reivindicación del intercambio desigual, lo que se llama la subvención de la económica campesina a la ciudad y la lucha por los precios, toca elementos de los cuales surgen también reivindicaciones nacionales.
Lo que une a indianistas y kataristas en mi criterio es la imagen de Julián Apaza, Tupac Katari, que es el mayor héroe de la descolonización de la nación aymara y éste es el valor que, ahora, la ideología indianista katarista asume al revivir el espíritu nacional de los pueblos originarios. Indianistas y kataristas comienzan a sembrar el renacimiento ideológico y político de las naciones originarias. En ese sentido, es verdad lo que dice el compañero Constantino Lima: Ideológicamente en el país hasta ahora el indianismo el katarismo son ideologías fuertes, que encarnan un profundo sentimiento en las masas originarias.
¿Cuáles fueron sus limitaciones en su interior? Yo creo que las limitaciones fueron de carácter ideológico y organizativo que se manifestaron sobre todo cuando la fortaleza del nacionalismo boliviano impidi ó en varias elecciones que los partidos indianistas kataristas puedan derrotar electoralmente a los partidos del nacionalismo boliviano. Es verdad que en varias elecciones los indianistas kataristas apenas lograban uno, dos, tres, cuatro diputados. Ello debido a que el país en su conjunto tenía en el nacionalismo boliviano, vamos a decir algo como una grapa, un aplastador político que no permitía que surjan las ideologías políticas de liberación de las naciones originarias.
Ahora, cuando se resquebraja estructuralmente la hegemonía del nacionalismo boliviano, precisamente por el avance de estas corrientes y de otras que reinvindican y organizan a los pueblos indígenas, como el CIDOB, la CONAMAQ y la CSUTCB; ahora que es evidente la crisis estructural del Estado Boliviano y de los partidos políticos colonialistas; ahora, que a mi criterio llegan a su final el ciclo de los partidos del nacionalismo boliviano, se trata de redefinir la potencialidad del indianismo y del katarismo.
Uno de los momentos cúspide de las ideologías originarias indígenas fueron las grandes movilizaciones de los años 2000 y 2003. Estas movilizaciones señalan el inicio del fin del monopolio ideológico del nacionalismo boliviano y la emergencia contemporánea de las ideologías de las naciones originarias. Se comienza a resquebrajar definitivamente la hegemonía política ideológica del nacionalismo colonial boliviano.
Ahora, ¿cómo podemos caracterizar al MAS? El MAS ideológicamente no tiene relación con el indianismo katarismo. El MAS históricamente tiene gran presencia en las regiones cocaleras y nace como movimiento de reivindicación de la coca. Esa reivindicación de la coca era también expresión del katarismo y del indianismo, pero solamente como un elemento más de las naciones originarias. Entonces se da algo fuera de toda consistencia ideológica, que es la conversión del cocalerismo en un movimiento ideológico originario indígena nacional. Es decir, el cocalerismo se viste con las ideologías indianistas y kataristas y eso es así tanto por la insuficiencia del cocalerismo y la crisis de la izquierda, como porque el cocalerismo como tal hubiera sido ahogado, sofocado, si en el entorno nacional, en el altiplano, en los valles, en el oriente, no hubiera encontrado unas ideologías que ya tenían una duración de por lo menos 40 años.
Lo que ocurre entonces es lo que podemos llamar «una nacionalización originaria del MAS», o sea, una expansión ideológica, orgánica indígena originaria del MAS. Y aquí realmente Evo Morales va a aprovechar los antiguos movimientos indianistas y como él es un originario aymara, entonces va a tener cierta legitimidad para captar todo ese sentimiento de reivindicación, de descolonización y se va a convertir en la figura del proceso ideológico político que ahora estamos viviendo.
Ahora, ¿qué es el MAS en la Asamblea Constituyente y qué es el MAS en la gestión de gobierno? En este proceso, en términos teóricos y conceptuales hay un concepto que rompe la hegemonía del nacionalismo boliviano y está comenzando a superar lo que podemos llamar el indianismo más o menos de carácter racial y el culturalismo del
katarismo: Este es el concepto de Nación Originaria. Este es un concepto integral, complejo, que plantea una ruptura epistemológica con todos los anteriores sistemas ideológicos y teóricos. El concepto de nación originaria, lo habíamos planteado teóricamente varios profesionales. Este planteamiento era formulado en diez elementos. No voy a leer los diez elementos de las naciones originarias, están en un trabajo que yo publiqué el año 2009, pero voy a resumirlos.
¿Cuáles son los elementos fundamentales de las naciones originarias que se deben reivindicar y plantear para una auténtica y verdadera descolonización? El primer elemento son los territorios históricos de las 45 naciones originarias. Estas naciones no son 36, tal como las ha contabilizado el Chaca Rivero. Yo no estoy de acuerdo con la contabilización de naciones originarias que ha hecho Rivero y que se ha manejado en la Asamblea Constituyente. En realidad se contabilizan 14 naciones originarias del Qollasuyo, en el occidente, y 30 en el oriente. El elemento central es que, tal como decía el compañero Constantino Lima, no se puede hablar de auténtica descolonización mientras no haya nación originaria que no tenga su territorio histórico reivindicado, reconstituido. Otro elemento central es la soberanía, con sus grados pero soberanía precolonial. La soberanía como la capacidad política de autodeterminación, de autogobierno y de auto reconstitución política. Por tanto, la soberanía de las naciones originarias es un elemento central que debe entrar en este proceso histórico de descolonización. También se puede hablar de otros dos elementos importantes, que necesitarían en su análisis más tiempo: recursos naturales y derecho.
Ahora, ¿qué resultado nos ha dado en ese sentido la Constitución Política del Estado, aprobada en los primeros meses del año pasado 2009? Esta Constitución no habla de territorios históricos de las naciones originarias, sino que esa Constitución Política del Estado consolida los territorios coloniales de los departamentos. No es, por tanto, un Estado Plurinacional, si no apenas es un Estado Pluridepartamental. Para ser objetivos y científicos, ¿acaso los departamentos son naciones? Afirmar que los departamentos son naciones seria una aberración. Al interior de los actuales departamentos hay varias naciones originarias. Es más, varios departamentos fracturan los territorios históricos de las naciones originarias. Por tanto, los departamentos son estructuras territoriales coloniales.
El segundo elemento es que en ninguna parte de la Constitución se habla de soberanía de las naciones originarias, en ninguna parte. Esta Constitución sí habla mucho de reivindicaciones culturales, en eso es rica, pero el reinvindicionismo culturalista aparece segando, ocultando, encubriendo, el derecho a la reivindicación de los territorios históricos y de la soberanía política de nuestras naciones ancestrales. Eso es una trampa colonial.
Ahora, la gestión del gobierno en esta coyuntura, ¿cómo podemos caracterizarla? Yo me temo que la gestión es mucho más política, que se ha llegado un punto de generar casi una confrontación étnica, sin mucho horizonte de coexistencia plurinacional. Se está descuidando también muy seriamente la economía, por sobre todo el derecho al crecimiento productivo de las comunidades. Aquí deben estar presentes compañeros del MAS, les digo que es una tarea pendiente: hagan algo por la economía de los compañeros y hermanos que viven en las comunidades, por las familias comunitarias; todavía no se ve nada, porque esta lucha se supone que es el proceso de ellos, nuestro proceso. Tenemos derecho a recibir inversiones productivas, que son las que van a resolver nuestra pobreza, nuestra migración y otras necesidades que tenemos.
Sobre la proyección de los indianistas kataristas, yo creo que hay que hacer una relectura de los procesos y hay que conversar sobre un proceso más o menos de unidad. Esta situación de «no unidad» probablemente sea una de nuestras debilidades. Además, hay que admitir que en este proceso, los que tenemos la capacidad ideológica teórica de plantear la construcción de instrumentos, nos hemos hecho sobrepasar por la desesperada carrera política del MAS. Sí, hay que decirlo así. Pero eso no siempre va a seguir siendo así. Creo que en el futuro los profesionales e intelectuales vamos a plantear la construcción de instrumentos políticos con todo derecho, porque somos parte del proceso. No toda la vida los masistas nos van a llevar a la carrera desesperada a un proceso que no tiene horizontes de certeza para la descolonización y el crecimiento productivo de las comunidades.
Quisiera concluir insistiendo sobre la necesidad de enfoques teóricos y políticos sobre la descolonización. Reitero que hay que rediscutir el concepto de nación originaria y sus diez colonizadas, destrozadas, usurpadas, para plantear estos elementos como derechos de reivindicación de las naciones originarias: derecho a la soberanía, derecho al territorio, derecho a los recursos naturales, derecho a los cargos estatales de las naciones originarias, derecho a un sistema normativo e institucional, derecho al gobierno, y derecho a una autonomía federal. O sea, a todos los componentes de la nación que pasan a convertirse en derechos nacionales dentro del proceso de descolonización. Esa me parece la tarea fundamental a la que debemos abocarnos de aquí al futuro.
Personalmente, opino que la actual Constitución será una Constitución transitoria en esa búsqueda de la reconstitución territorial y de la soberanía de las naciones originarias. Por tanto, podemos decir que es una Constitución de transición. Ahora, quiero decir para terminar una cosa: Yo, personalmente, no creo que sea posible una descolonización en el sentido de una construcción de las naciones originarias solas. Aquí hay que hablar ya de un concepto de convivencia nacional que lo estoy elaborando. Sigo trabajando de un proyecto de descolonización federalista, en donde se construya un Estado Federal entre las naciones originarias y las sub naciones de la nación boliviana, más o menos siguiendo el modelo sudafricano. Tenemos que comenzar a trazar pistas para una coyuntura post MAS. Tenemos que dar luces y, hay que decirlo con toda claridad, proponer un Estado Federal en donde los dos sujetos de la federación sean las naciones originarias y las sub naciones hispano bolivianas, porque sino nos quedaríamos con un plurinacionalismo, que sería un simple pluriculturalismo superficial y territorialmente recolonizador por la consolidación de los territorios coloniales.
(*) Nació en Caiza D, comunidad Urquilla, provincia Linares, Potosí (Nación Originaria Wisijsa del Tawantinsuyu). Estudios primarios e intermedios en su comunidad. Estudios secundarios en el Colegio Nacional Pichincha de Potosí. Egresado de la Carrera de Bibliotecología y Ciencias de la
Información; Licenciado en Literatura y Derecho de la UMSA, Diplomado en Educación Superior de la UMSA-CEPIES. Actualmente cursa la Maestría en Gestión Pública, Constituyente y Autonomías en la Universidad Andina Simón Bolivar, sede La Paz. Ha publicado el «Nacionalismo originario democrático desde los Andes». Actualmente está terminando el libro «Descolonización de las Naciones».Publicó varios artículos en revistas y periódicos nacionales. Es docente de Derecho Originario e Historía Andina en la carrera de Técnicos Superiores en justicia comunitaria en la UMSA y docente de la carrera de Derecho en la UMSA y la UPEA.
Información; Licenciado en Literatura y Derecho de la UMSA, Diplomado en Educación Superior de la UMSA-CEPIES. Actualmente cursa la Maestría en Gestión Pública, Constituyente y Autonomías en la Universidad Andina Simón Bolivar, sede La Paz. Ha publicado el «Nacionalismo originario democrático desde los Andes». Actualmente está terminando el libro «Descolonización de las Naciones».Publicó varios artículos en revistas y periódicos nacionales. Es docente de Derecho Originario e Historía Andina en la carrera de Técnicos Superiores en justicia comunitaria en la UMSA y docente de la carrera de Derecho en la UMSA y la UPEA.
Fuente: Extracción parcial
PUKARA, “Historia, coyuntura y descolonización. Katarismo e indianismo en el proceso político del MAS en Bolivia”, Editorial Pukara, Edición electrónica 2010. http://www.periodicopukara.com/
Documento completo en: http://periodicopukara.com/archivos/historia-coyuntura-y-descolonizacion.pdf
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