Los movilizados esencialmente exigían, y aún exigen, la renuncia del Alcalde corrupto y la liberación de sus dirigentes injustamente detenidos.
por José Luis Saavedra
El pueblo aymara de Achacachi ha venido sosteniendo una heroica movilización desde los luctuosos hechos del mes de febrero del año pasado (2017), cuando se produjeron una serie de saqueos y asaltos a cargo de los inefables ponchos rojos (cfr. “Achacachi vive un día de terror y de violencia” (Página Siete, 16 febrero 2017). Si bien ha habido algunos intentos de resolución del conflicto, el Gobierno ha actuado de manera asaz autoritaria deteniendo y encarcelando a los dirigentes vecinales.
El apresamiento de los líderes vecinales generó la activa movilización de la población achacacheña y que se intensificó a partir del 22 de agosto. A diferencia de anteriores movilizaciones, centradas en los núcleos comunitarios, el levantamiento social de y en Achacachi ha tenido una característica sui géneris: se ha desarrollado tanto en las comunidades, donde se bloqueaba las carreteras, como en las ciudades, donde había una vanguardia de mujeres en vigilia (cfr. “Achacachi lleva la presión a la ciudad de La Paz” (Los Tiempos, 26 agosto 2017).
Los movilizados de Achacachi esencialmente exigían, y aún exigen, la renuncia del Alcalde corrupto y la liberación de sus dirigentes injustamente detenidos. No obstante, el Gobierno sistemáticamente se ha negado a negociar y/o dialogar con la gente movilizada, aduciendo que se trata de un conflicto local/municipal y pidiendo que se lo resuelva entre los movilizados y el Alcalde, cuando lo correcto es que el Alcalde sea procesado penalmente por corrupto y los dirigentes liberados y así de fácil habríase resuelto el problema.
El Gobierno opta desmañadamente por la represión y la violencia.
Mientras se desarrollaba la compleja trama de la persistente lucha achacacheña por un lado y por el otro la de la inutilidad, cuando no nulidad gubernamental, el día domingo 17 de septiembre el gobierno del hermano Evo ha perpetrado una de las más sangrientas represiones contra la movilización pacífica del pueblo aymara de Achacachi.
Los testimonios de las víctimas, sobre todo de las mujeres, son por demás elocuentes de la extrema crueldad y violencia desplegadas por la Policía Boliviana (cfr. “Intervención deja 40 detenidos, Achacachi denuncia abuso policial” (Página Siete, 18 septiembre 2017), propias de un régimen racista y fascista, que oprime y reprime –cuando no asesina– a su propia gente.
Al día siguiente, el día lunes 18 de septiembre, la periodista Amalia Pando, en el programa Cabildeo, emite un discurso extraordinariamente lúcido de crítica y cuestionamiento de la brutal y violenta represión acometida por el gobierno del hermano Evo en contra de los movilizados (varones y mujeres) de Achacachi y que en este artículo no vamos a hacer sino glosar dicho discurso.
Amalia Pando empieza su alocución aludiendo a los “cerca de 80 (comunarios) detenidos tras el (brutal) desbloqueo de Achacachi”. “En este momento –dice– el Gobierno se relame una victoria contra el pueblo de Achacachi, una victoria que se acumula a otras victorias que han terminado con mayor desgracia aún, no sólo con detenidos, sino también con muertos”.
Las mentiras del gobierno masista y la violencia del desbloqueo de caminos
El Gobierno no sólo ejerce represión impunemente, sino también y más aún contención endurecida con mentiras, de manera que la ciudadanía crea que la víctima es el gobierno y no los reprimidos.
De acuerdo con Amalia Pando, no sólo es eso: represión sostenida con falsedades, “no sólo es que quieren convertir en víctima al victimador, que ya es terrible, sino que también quieren inventar una historia de encapuchados, de (hombres) armados, de (bombas) molotov, de terrorismo, para procesar a los dirigentes de Achacachi” (cfr. “El Gobierno denuncia que hay armas en protesta de Achacachi y recurre a la Fiscalía” (Página Siete, 24 agosto 2017). Y cuál es el propósito de estas falsedades, pues claramente “acabar con la resistencia, terminar con la tenacidad, que viene desde la médula misma del pueblo boliviano”.
El objetivo del Gobierno no es sino meter presos a los dirigentespor mucho tiempo y así acabar con la movilización social de Achacachi y con todo aquel que osare oponérsele o al menos criticarle o cuestionarle en sus imposturas políticas.
Aquí la lucidez de Amalia Pando es sencillamente asombrosa, sobre todo cuando nos refiere la indignante negación gubernamental de su propia identidad política y más aún de su horizonte ético-político luego del violento desbloqueo.
“De qué victoria puede hablar el Gobierno, de qué triunfo puede enorgullecerse, ¿de matar a su propia madre?, porque este proceso y Evo Morales fueron acunados en el vientre social de Achacachi, provienen del vientre de Achacachi”. ¡Y es a la madre a la que están matando! De qué triunfo pueden hablar, porque es Achacachi, con sus luchas, la que ha parido este proceso de cambio”, que hoy se ha convertido en proceso de regresión y por eso la contradicción entre este gobierno y Achacachi.
La causa de la libertad y la lucha contra la corrupción
No podemos terminar este artículo sin antes referir el lúcido mensaje de lucha y combate de Amalia Pando:
“Quiero decirles a los compañeros de Achacachi, que las grandes victorias están llenas de pequeñas derrotas. Y si bien pueden considerar que de momento han perdido esta escaramuza, porque querían la liberación, la libertad de los tres dirigentes, y ahora tienen casi un centenar de detenidos, no es una derrota, es la histórica acumulación de fuerzas para la derrota del actual régimen. Perder Achacachi es un símbolo importantísimo de la derrota política del Gobierno, porque aplastar a su propia gente no es pues una victoria, ¡es una evidente derrota política!”.
¡¡Jallalla Achacachi!!
por José Luis Saavedra
El pueblo aymara de Achacachi ha venido sosteniendo una heroica movilización desde los luctuosos hechos del mes de febrero del año pasado (2017), cuando se produjeron una serie de saqueos y asaltos a cargo de los inefables ponchos rojos (cfr. “Achacachi vive un día de terror y de violencia” (Página Siete, 16 febrero 2017). Si bien ha habido algunos intentos de resolución del conflicto, el Gobierno ha actuado de manera asaz autoritaria deteniendo y encarcelando a los dirigentes vecinales.
El apresamiento de los líderes vecinales generó la activa movilización de la población achacacheña y que se intensificó a partir del 22 de agosto. A diferencia de anteriores movilizaciones, centradas en los núcleos comunitarios, el levantamiento social de y en Achacachi ha tenido una característica sui géneris: se ha desarrollado tanto en las comunidades, donde se bloqueaba las carreteras, como en las ciudades, donde había una vanguardia de mujeres en vigilia (cfr. “Achacachi lleva la presión a la ciudad de La Paz” (Los Tiempos, 26 agosto 2017).
Los movilizados de Achacachi esencialmente exigían, y aún exigen, la renuncia del Alcalde corrupto y la liberación de sus dirigentes injustamente detenidos. No obstante, el Gobierno sistemáticamente se ha negado a negociar y/o dialogar con la gente movilizada, aduciendo que se trata de un conflicto local/municipal y pidiendo que se lo resuelva entre los movilizados y el Alcalde, cuando lo correcto es que el Alcalde sea procesado penalmente por corrupto y los dirigentes liberados y así de fácil habríase resuelto el problema.
El Gobierno opta desmañadamente por la represión y la violencia.
Mientras se desarrollaba la compleja trama de la persistente lucha achacacheña por un lado y por el otro la de la inutilidad, cuando no nulidad gubernamental, el día domingo 17 de septiembre el gobierno del hermano Evo ha perpetrado una de las más sangrientas represiones contra la movilización pacífica del pueblo aymara de Achacachi.
Los testimonios de las víctimas, sobre todo de las mujeres, son por demás elocuentes de la extrema crueldad y violencia desplegadas por la Policía Boliviana (cfr. “Intervención deja 40 detenidos, Achacachi denuncia abuso policial” (Página Siete, 18 septiembre 2017), propias de un régimen racista y fascista, que oprime y reprime –cuando no asesina– a su propia gente.
Al día siguiente, el día lunes 18 de septiembre, la periodista Amalia Pando, en el programa Cabildeo, emite un discurso extraordinariamente lúcido de crítica y cuestionamiento de la brutal y violenta represión acometida por el gobierno del hermano Evo en contra de los movilizados (varones y mujeres) de Achacachi y que en este artículo no vamos a hacer sino glosar dicho discurso.
Amalia Pando empieza su alocución aludiendo a los “cerca de 80 (comunarios) detenidos tras el (brutal) desbloqueo de Achacachi”. “En este momento –dice– el Gobierno se relame una victoria contra el pueblo de Achacachi, una victoria que se acumula a otras victorias que han terminado con mayor desgracia aún, no sólo con detenidos, sino también con muertos”.
Las mentiras del gobierno masista y la violencia del desbloqueo de caminos
El Gobierno no sólo ejerce represión impunemente, sino también y más aún contención endurecida con mentiras, de manera que la ciudadanía crea que la víctima es el gobierno y no los reprimidos.
De acuerdo con Amalia Pando, no sólo es eso: represión sostenida con falsedades, “no sólo es que quieren convertir en víctima al victimador, que ya es terrible, sino que también quieren inventar una historia de encapuchados, de (hombres) armados, de (bombas) molotov, de terrorismo, para procesar a los dirigentes de Achacachi” (cfr. “El Gobierno denuncia que hay armas en protesta de Achacachi y recurre a la Fiscalía” (Página Siete, 24 agosto 2017). Y cuál es el propósito de estas falsedades, pues claramente “acabar con la resistencia, terminar con la tenacidad, que viene desde la médula misma del pueblo boliviano”.
El objetivo del Gobierno no es sino meter presos a los dirigentespor mucho tiempo y así acabar con la movilización social de Achacachi y con todo aquel que osare oponérsele o al menos criticarle o cuestionarle en sus imposturas políticas.
Aquí la lucidez de Amalia Pando es sencillamente asombrosa, sobre todo cuando nos refiere la indignante negación gubernamental de su propia identidad política y más aún de su horizonte ético-político luego del violento desbloqueo.
“De qué victoria puede hablar el Gobierno, de qué triunfo puede enorgullecerse, ¿de matar a su propia madre?, porque este proceso y Evo Morales fueron acunados en el vientre social de Achacachi, provienen del vientre de Achacachi”. ¡Y es a la madre a la que están matando! De qué triunfo pueden hablar, porque es Achacachi, con sus luchas, la que ha parido este proceso de cambio”, que hoy se ha convertido en proceso de regresión y por eso la contradicción entre este gobierno y Achacachi.
La causa de la libertad y la lucha contra la corrupción
No podemos terminar este artículo sin antes referir el lúcido mensaje de lucha y combate de Amalia Pando:
“Quiero decirles a los compañeros de Achacachi, que las grandes victorias están llenas de pequeñas derrotas. Y si bien pueden considerar que de momento han perdido esta escaramuza, porque querían la liberación, la libertad de los tres dirigentes, y ahora tienen casi un centenar de detenidos, no es una derrota, es la histórica acumulación de fuerzas para la derrota del actual régimen. Perder Achacachi es un símbolo importantísimo de la derrota política del Gobierno, porque aplastar a su propia gente no es pues una victoria, ¡es una evidente derrota política!”.
¡¡Jallalla Achacachi!!
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