por Fernando Untoja Ch
Una marcha está por cerrar la fiesta. Hace once años todo habÃa empezado con un hombre llamado Evo Morales, quien antes de ser “preste” fue un hombre que buscaba algún sentido a la vida caminando por las pampas del sur de Carangas, incluso habÃa dormido bajo las estrellas y el frio de un altiplano al que solo resisten las vicuñas.
Pero un dÃa, gracias a las hojas de coca y algunas ONG encontró el sentido para su historia, y se convirtió en “revolucionario”, marchó miles de veces para ser reconocido como el “defensor de los pobres”, buscó cambiar el mundo y acabar con el capitalismo, esta lucha sacrifico muchas vidas.
Para esta tarea, se equipó de todo y con todos aquellos que buscaban realizarse vendiendo ilusiones y asà juntos armaron la fiesta del indigenismo hasta convertirse en el “lÃder indÃgena”. Él mismo no sospechaba de la fuerza que tendrÃa esta pseudo ideologÃa. Muchos grupos sociales, mercenarios, “intelectuales”, campesinos, a la cabeza de los cocaleros habÃan encontrado el color, la música y el canto para el gran banquete comunitario.
En la fiesta del “proceso del cambio”, se impuso la indumentaria indÃgena, las máscaras, los ponchos, los cintillos, matrimonios comunitarios, asà encontraron el consuelo para descolonizarse y como todo preste necesita lenguaje y un canto para los ritos, el canto dice asÃ: “los indÃgenas somos los únicos buenos”, “defensa de los indÃgenas”, “armonÃa en el vivir bien”, “leer las arrugas de los abuelos”, “igualdad de todos”, “exportar el modelo indÃgena al mundo”, “mascar coca y no tomar leche”, “mejor no ir a la universidad ni estudiar” etc.
Pero el caos de la fiesta también necesita de los “otros”, pues los ebrios necesitan insultar, y vociferan el nombre de los proyectos del gran cambio: “acabar con los neo-liberales, la derecha”, meterlos en la cárcel, si es posible “enterrarlos vivos para que los gusanos disfruten”, y como la revolución es única a nivel mundial “acabar con el capitalismo”, y “dar muerte al imperialismo”, para vivir abrasados de la madre tierra en armonÃa.
Lamentablemente esta “gran fiesta” está por terminar, pues ya no existen músicos, la ropa está vieja, el trago ya es amargo, el banquete comunitario se ha convertido en “comida al paso”. Los primeros buitres ya han tomado la retirada y los que quedan recogen todo y dicen “yo no soy del MAS, sólo soy invitado”, “estoy con el proceso de cambio” etc.
Los movimientos sociales convertidos en vasallos de la fiesta y de las marchas van abandonando las filas. Algunos, al ver al preste solitario dicen, “han traicionado el proceso de cambio”, “hagamos la revolución más a la izquierda”, “reconducir el proceso”. Hubo realmente algún sentido, en el llamado proceso de cambio?.
Mientras asà va agotándose la fiesta indigenista, las cosas para los ciudadanos siguen como hace once años o peor, niños en la calle, dolor y miseria para los trabajadores, médicos en huelga, enfermos sin medicamentos, periodistas amenazados, marchistas del TIPNIS vilipendiados, enfrentamientos y odios alentados por el régimen.
Los agoreros reciben libretos para acusar y consignas para distraer y dividir las organizaciones sociales: Contra los marchistas del TIPNIS, dicen “la marcha es de derecha”, (ya no pueden decir de separatistas), “estos indÃgenas no entienden la democracia”, (ya no dicen estos indios no entienden la república) “son unos pagados por los gringos” etc.
Frente a esta actitud de soberbia y el manejo del poder despótico, el escenario social y polÃtico va tomando otra dinámica, estamos en vÃsperas de una convergencia de varios factores, el invierno crudo podrÃa convertirse en una hoguera polÃtica; sin exagerar, ni ser apocalÃpticos, la “marcha del TIPNIS” puede terminar con la fiesta indigenista. El gobierno parece sospechar, por eso las loas a los militares, Morales ya no confÃa en sus movimientos sociales, ni en sus ministros, la conspiración ha empezado al interior del MAS.
Una marcha está por cerrar la fiesta. Hace once años todo habÃa empezado con un hombre llamado Evo Morales, quien antes de ser “preste” fue un hombre que buscaba algún sentido a la vida caminando por las pampas del sur de Carangas, incluso habÃa dormido bajo las estrellas y el frio de un altiplano al que solo resisten las vicuñas.
Pero un dÃa, gracias a las hojas de coca y algunas ONG encontró el sentido para su historia, y se convirtió en “revolucionario”, marchó miles de veces para ser reconocido como el “defensor de los pobres”, buscó cambiar el mundo y acabar con el capitalismo, esta lucha sacrifico muchas vidas.
Para esta tarea, se equipó de todo y con todos aquellos que buscaban realizarse vendiendo ilusiones y asà juntos armaron la fiesta del indigenismo hasta convertirse en el “lÃder indÃgena”. Él mismo no sospechaba de la fuerza que tendrÃa esta pseudo ideologÃa. Muchos grupos sociales, mercenarios, “intelectuales”, campesinos, a la cabeza de los cocaleros habÃan encontrado el color, la música y el canto para el gran banquete comunitario.
En la fiesta del “proceso del cambio”, se impuso la indumentaria indÃgena, las máscaras, los ponchos, los cintillos, matrimonios comunitarios, asà encontraron el consuelo para descolonizarse y como todo preste necesita lenguaje y un canto para los ritos, el canto dice asÃ: “los indÃgenas somos los únicos buenos”, “defensa de los indÃgenas”, “armonÃa en el vivir bien”, “leer las arrugas de los abuelos”, “igualdad de todos”, “exportar el modelo indÃgena al mundo”, “mascar coca y no tomar leche”, “mejor no ir a la universidad ni estudiar” etc.
Pero el caos de la fiesta también necesita de los “otros”, pues los ebrios necesitan insultar, y vociferan el nombre de los proyectos del gran cambio: “acabar con los neo-liberales, la derecha”, meterlos en la cárcel, si es posible “enterrarlos vivos para que los gusanos disfruten”, y como la revolución es única a nivel mundial “acabar con el capitalismo”, y “dar muerte al imperialismo”, para vivir abrasados de la madre tierra en armonÃa.
Lamentablemente esta “gran fiesta” está por terminar, pues ya no existen músicos, la ropa está vieja, el trago ya es amargo, el banquete comunitario se ha convertido en “comida al paso”. Los primeros buitres ya han tomado la retirada y los que quedan recogen todo y dicen “yo no soy del MAS, sólo soy invitado”, “estoy con el proceso de cambio” etc.
Los movimientos sociales convertidos en vasallos de la fiesta y de las marchas van abandonando las filas. Algunos, al ver al preste solitario dicen, “han traicionado el proceso de cambio”, “hagamos la revolución más a la izquierda”, “reconducir el proceso”. Hubo realmente algún sentido, en el llamado proceso de cambio?.
Mientras asà va agotándose la fiesta indigenista, las cosas para los ciudadanos siguen como hace once años o peor, niños en la calle, dolor y miseria para los trabajadores, médicos en huelga, enfermos sin medicamentos, periodistas amenazados, marchistas del TIPNIS vilipendiados, enfrentamientos y odios alentados por el régimen.
Los agoreros reciben libretos para acusar y consignas para distraer y dividir las organizaciones sociales: Contra los marchistas del TIPNIS, dicen “la marcha es de derecha”, (ya no pueden decir de separatistas), “estos indÃgenas no entienden la democracia”, (ya no dicen estos indios no entienden la república) “son unos pagados por los gringos” etc.
Frente a esta actitud de soberbia y el manejo del poder despótico, el escenario social y polÃtico va tomando otra dinámica, estamos en vÃsperas de una convergencia de varios factores, el invierno crudo podrÃa convertirse en una hoguera polÃtica; sin exagerar, ni ser apocalÃpticos, la “marcha del TIPNIS” puede terminar con la fiesta indigenista. El gobierno parece sospechar, por eso las loas a los militares, Morales ya no confÃa en sus movimientos sociales, ni en sus ministros, la conspiración ha empezado al interior del MAS.
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